“Cuatro autistas que buscaban comunicarse con sus instrumentos.” La frase le pertenece al guitarrista de Copiloto Pilato, Juan Manuel Posse Anchorena.
La cita el crítico cultural y curador Rafael Cipollini en la apertura de la presentación en sociedad del vinilo La misma tierra, el álbum debut y despedida de la banda comandada por Adrián Cayetano Paoletti a fines de los años 80.
“Si todos los que me pedían que no nos separemos hubiesen ido a uno de nuestros shows hubiésemos llenado Cemento”, algo así decía Paoletti después de tomar la decisión de disolver Copiloto en 1993 y comenzar una trayectoria solista que a principios de septiembre con la edición de Filosofía de series de televisión contabilizará siete discos de estudio en su haber.
El evento se desarrolló este viernes pasado en Strummer, una rockería de Palermo adepta al post punk y a esas músicas menos amables; en el bar aledaño a la sala se escucha dub y reggae; clara influencia de uno de sus propietarios, Sergio Rotman, un ex Cadillacs.
La primera persona que me encuentro en la puerta es una amiga que hace añares no vive en Buenos Aires. Hablamos del aquí y ahora, su vida, las otras vidas. Me presenta a su hija de veinte años, que estudia música en el Conservatorio.
Nos reímos de todas las tropelías que hacíamos a fines de los 80.
De como cruzábamos la ciudad en busca de una fiesta. De como tomábamos pepas como si fuese dulce de leche. De como conocíamos una cantidad de sitios en la noche que podríamos jurar desconocer si caminásemos por esas mismas calles a la luz del día.
La vida estaba en el camino.
De un recital a otro.
De una fiesta a otra.
De una espera a otra.
Nada nos condicionaba más que la urgencia de la no planificación.
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Una noche, invierno de 1989, Paoletti nos invita a tocar con Copiloto en un bar del bajo de Belgrano. Mi banda se llamaba Grito Primitivo y sería su último año de escenarios (bueno, a mediados de 1993 retornaremos pero ese regreso solo duró unos meses).
Recuerdo que esa formación era feroz. Habíamos dejado atrás cierto cuidado y esteticismo producto de nuestro amor por Echo & The Bunnymen. La visita de Iggy Pop en 1988 había hecho mella. Esuchar James Brown había hecho mella. Escuchar Manal había hecho mella. El wah wah de Jimi Hendrix había hecho mella.
Aún no sabíamos de la existencia de Madchester, pero estaba en el aire.
Éramos tres bandas esa fecha.
El sonido lo puso el primer grupo. El sonidista era el chico que cantaba en ese primer grupo. Pero después de que tocásemos con Grito, el tipo decidió que se iba, que nos dejaba sin equipos para el show de Copiloto. Adujo que le daba miedo lo que estaba pasando.
En Strummer este viernes recordamos con Paoletti que nos subimos a mi auto en busca de un micrófono y un equipo de guitarra.
El show debía continuar.
Esta emisión de Bailando sobre una Telaraña está dedicada a todas las personas que se acercaron a la presentación de Leucofobia. Y también a quienes no pudieron asisitir, pero me mandaron sentidos mensajes.
Además, gracias infinitas a quienes se sumaron al séptimo programa de Tienda de canciones en radiosi.com.ar
Este viernes de 16 a 18 hs nos visita Walter Lezcano.
Aquí va el link para que puedan escuchar este capítulo:
Se agradecerán los comentarios y recomendaciones en redes sociales.
¡Nos vemos la semana próxima!
Bailando sobre una Telaraña, la vuelta de tuerca al algoritmo.