Esa tarde de jueves de un otoño que parecía primavera me bajo del tren Belgrano Norte en la estación de Retiro. Tengo cuarenta minutos a pie hasta llegar al ahora Museo de la Manzana de las Luces, a metros de Plaza de Mayo. Me viene bien caminar. Es la dosis diaria de caminata asignada por el ministerio de Salud. Hay cosas con las que no se jode. Camino y camino. Voy por la antigua calle Florida, con cada vez menos magia y también menos luz. Ni hablar de los inquilinos de los cajeros automáticos, despreciados por los meritocráticos de siempre.
Mi propósito: asistir al concierto del Sindicato del Drone (SDD, por sus siglas). Es su cuarta presentación desde su debut, el 28 de mayo de 2022, cuando llevaron a cabo su primera performance en el galpón de una carpintería en Temperley, en el sur del Gran Buenos Aires. Vi más tarde las imágenes de ese concierto y si bien no podía asistir (vivo en la otra punta del conurbano y esa tarde tenía ya algo agendado ), me lamenté no hacerlo. Además, algunos de sus adalides son viejos amigos músicos que aprecio y admiro como el guitarrista Mariano Rodríguez, quien junto con Jonah Schwartz y Federico Fossati dieron comienzo al SDD.
La pequeña sala de la Manzana está poblada pero la cantidad de músicas y músicos en un improvisado escenario sobre el piso es similar. A algunos artistas los conozco (Fernando Lamas, Pablo Reche, Hernán Balzarotti), a la gran mayoría de los casi veinte no. A algunos instrumentos los conozco (guitarras españolas y acústicas, piano, acordeón), pero a otros no (shruti box, nvike).
A cada uno de sus conciertos, los SDD los denominan como si se tratase de un álbum. Este que está por dar comienzo es el “Volumen IV. Desierto y Milagro (al Maruchito)”. El Maruchito es un santo popular del sur del país, un santo guitarrero. Esta tertulia coordinada por el poeta Pablo Pérez es parte de la muestra Gauchito, pétalos y terciopelo, un recorrido por la vida y relatos del Gauchito Gil. “Deidades populares, desertores y maricones”, algo así ensalza sobre la exhibición Gustavo Blázquez, director del museo.
Entre los puntos sobresalientes del Manifiesto del SDD –antes del show reparten uno a cada una de las personas asistentes– me quedo con estos dos, el segundo y el tercero.
* Las performances de “SDD” tienen como objetivo volver a instancias primitivas de la ejecución musical cuando las categorías compositor, luthier, ejecutante y público no estaban disociadas, por lo contrario los miembros de una comunidad eran todo eso al mismo tiempo.
* El “SDD” busca la disolución del ego del artista en un ejercicio de renuncia consciente que busca en la expresión colectiva y en la expansión sonora una conexión con los aspectos tribales de la ejecución musical y el carácter espiritual y trascendental de la música drone.
Después vendrán treinta minutos de un zumbido (la traducción más equitativa en castellano de “drone”) organizado. Treinta minutos de una intensidad reservada. Treinta minutos de plegarias acechantes. Treinta minutos devocionales. Treinta minutos de meditación deleuziana. Treinta minutos de serenata celestial. Treinta minutos de ondas tan colocadas como dislocadas. Treinta minutos de vida drone.
Ah, en el minuto veinticinco de esta verdadera belleza de paz y regocijo espiritual, uno de los directores del Sindicato, el ruidista Pablo Reche, levantó la mano para que Fernando Lamas (una parte del dúo Estupendo) invocase al santo guitarrero con un mantra que fue tiñendo la piel de una gallina orquestal, colectiva y fascinante: “Maruchito Santo Guitarrero de los caminos. Protegeme, protegenos”
Los últimos tramos de este Bailando sobre una Telaraña están protagonizados por algunos miembros de este Sindicato del Drone. Estén atentos para una próxima presentación. Bien vale ser parte de una comunidad levitante, devocional y entrañable.
Aquí va el link para que puedan escuchar este nuevo capítulo:
Se agradecerán los comentarios y recomendaciones en redes sociales. Y mucho más los aportes vía cafecito ☕️ Ingresen a este link y ahí verán la opción para colaborar.
¡Mil gracias mil! ¡Nos vemos la semana próxima!
Bailando sobre una Telaraña, la vuelta de tuerca al algoritmo.