16 DE AGOSTO DE 3766
El tiempo estaba ahí
pero ninguno de nosotros
se sentía condicionado por su presencia.
Estaba ahí
como lo están la muerte y el descuido:
indiferentes.
II
Había algo de insensato
si lo medimos con la vara de la coyuntura:
éramos animales altivos e impasibles al poder del tiempo
a sus exigencias
a sus designios.
III
En el instante del Big Bang surgieron dos universos:
el nuestro y otro que funciona a la inversa
y donde el tiempo retrocede.
IV
El tiempo estaba ahí
masticando esa pizca de incomprensión
que aprendimos a empuñar como un arma.
(El poema pertenece a mi próximo libro de poemas, Leucofobia, en manos del sello Caleta Olivia.)
Esta emisión de Bailando sobre una Telaraña no está dedicada a quienes nos invitaron a la masacre, al suicidio colectivo.
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Bailando sobre una Telaraña, la vuelta de tuerca al algoritmo.