“Ella usa las mismas palabras que nosotros, pero tienen algo especial”, le dice la librera al protagonista de la última de Wim Wenders, la bellísima Perfect Days. Hirayama, el limpiador de baños públicos de Tokio, es de pasar por esa tienda a comprar textos usados. La vendedora da en el clavo: la magia surge cuando ante lo usual se filtra lo inusual.
¿Cómo es que mezclar ciertas palabras que conocemos y utilizamos a diario, al disponerlas de otra forma terminan repercutiendo asombrosamente, produciendo un estallido de emociones del otro lado?
Días atrás se celebró el Día del DJ y pensé en todas las personas que conozco que se dedican a este noble oficio y a hacernos bailar. Pero no solo eso. Nos han hecho partícipes de sus descubrimientos con la alegría de quien abre las puertas del paraíso.
Muchas veces converso al respecto con una de nuestras leyendas, Dany Nijensohn. No hay semana que desde su soundcloud nos sorprenda con novedades y hermosuras recién salidas del horno. Dany refiere siempre que no puede vivir sin andar recolectando pepitas nuevas, el ansia de dar con algo ignorado y revelador. No desconoce el peso del pasado ni las urgencias del presente, pero en su búsqueda está dialogando con el futuro.
Un año atrás me llamó Leandro Frías para invitarme a conducir una charla con Nijensohn para registrar su paso detrás de las bandejas a lo largo del tiempo. Desde fines de los años 60, Dany se encargó de conducir las vibraciones y las esquirlas de varias generaciones con un tópico: la educación del oído. Pueden seguir las derivas de nuestra conversación acá, como parte de Escuchar (Sonidos visuales) - Flexible para el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
Este domingo (ay, el autombo) este humilde servidor comienza una columna mensual en la sección de Cultura del diario Perfil (gracias miles Alejandro Belloti por la convocatoria), “Libros en Bandeja”, donde indagaré en ciertos textos que han hecho mella en la memoria de los melómanos.
Arrancamos con Electroshock (Global Rhythm, 2003) que rememora las andanzas del DJ y productor francés Laurent Garnier. El tipo fue parte del nacimiento del tecno a escala global y en una sus evocaciones da con la clave del trabajo del DJ: encontar el hilo telúrico que lo conecta con el público.
“Una noche, en el club del músico irlandés David Holmes en Belfast, recuerdo haber captado desde los primeros segundos de mi sesión ese estado de ánimo. Pinché el disco adecuado en el momento preciso por instinto, mientras que otras noches tengo que luchar varias horas para ganarme la confianza del público. Durante las cuatro horas de aquel set irlandés puedo decir que me gané al público y lo tuve comiendo de mi mano sin hacer ninguna concesión. Al final de la noche, una chica se acercó para decirme: ‘Es muy raro lo que ha ocurrido esta noche, nos has dominado totalmente’. Entre ellos y yo se había establecido una relación amorosa en la que yo tenía todo el poder. Habían aceptado la orden de bailar e incluso de volverse locos.”
Esta emisión de Bailando sobre una Telaraña está dedicada a Daniel, el service de heladeras que vino el otro día a casa. Le dije que me gusta recomendar a mis amistades distintos oficios cuando los necesitan. Su contacto es +54 9 11 3681-0113. ¡Un crack!
Aquí va el link para que puedan escuchar este capítulo:
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¡Nos vemos la semana próxima!
Bailando sobre una Telaraña, la vuelta de tuerca al algoritmo.