Qué hago con la noche
Una novela feroz y melancólica sobre el ocaso del rock, el amor en ruinas y el vértigo de no haber dejado huella.
¡Hola! ¿Cómo dicen que les va?
Paso por aquí unos minutitos para compartir con ustedes una noticia que me tiene muy entusiasmado: ¡finalmente llegó a las librerías Qué hago con la noche!
Para qué sepan de qué va mi novela, nada mejor que leer las hermosas palabras que escribió Damián Huergo en la contratapa (bueno, les paso el outtake, dado que en la editorial precisaban menos caracteres):
Gervasio Meschengieser vivió rápido pero no lo suficiente para morir joven y dejar un cadáver bonito. Cerca de cumplir sesenta años lo atormenta pasar por la vida sin legado alguno. No tiene hijos. No escribió un libro. No plantó un árbol. No grabó un disco. Solo cuenta con tres gatas, una herencia y una pareja que se sostiene por la fuerza de las últimas balas. También tiene recuerdos, anécdotas y canciones de una vida, de un mundo, de la noche, de recitales que se van apagando.
Gervasio no llenó estadios pero colaboró para que suceda. Como agente de prensa trabajó con estrellas de rock a lo largo y ancho del planeta. Cuando se retiró y se alejó de ese universo comprende en lo que se ha transformado: la viuda de un engranaje en el que solo era una pieza más. Una pieza desechable.
Sin embargo, Gervasio –un tipo peculiar, mezcla de Ignatius J. Reilly y Joey Ramone, con ideas en torno a la música que dialogan con Nick Hornby y Simon Reynolds– encuentra vida en un seminario de música y filosofía. Habla ante un grupo de jóvenes que no había nacido cuando el rock fue la educación sentimental de hombres y mujeres que soñaron un mundo anarco y displicente, justo y sin autoridad política, con dioses de piel y hueso.
Qué hago con la noche es la novela del post rock, del después de una generación que soñó con la juventud eterna, que ensayó modos de ser adultos descarados, que chocó contra el reviente tardío o la esponja del realismo capitalista que todo lo absorbe. Gustavo Álvarez Nuñez escribió una novela generacional. Con humor, elegancia y sin nostalgia, se pregunta por la noche, la música, el amor, la casita en pareja, cuando ninguna de estas coordenadas ordena la vida y el espíritu de la época declama el rock ha muerto.
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Pero acá no termina todo. Ayer en LaAgenda salió un adelanto de Qué hago con la noche.
Se puede leer acá.
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Y como toda la vida tiene música, le pedí prestada una lista a Francisca Etcheto, que mes a mes sube las escuchas por las que anduvo transitando.
Aquí el link para que puedan oír una de las últimas que armó, que me gusta mucho y que hará felices a quienes andan sedientes de la Telaraña:
Se agradecerán los comentarios y recomendaciones en redes sociales de Qué hago con la noche.
Y si la compran o regalan, ¡mucho mejor!
¡No saben lo que les extraño!
¡Hasta pronto!